A paso tardo ha pasado su primer día, pero, sin embargo, con esa ansiedad que a veces le atosiga cuando se empeña en estructurar el tiempo a su medida.
Pretendía ahorrar minutos con esa noche despierta y ahora se da cuenta de su inutilidad. Si a veces se diera a ella la misma paciencia que le da al mundo, todo lo resultaría mucho más fácil.
Ahora piensa todavía un poquito y babosea lo que le sale, pero ya mañana va a ser más disciplinada en sus difusiones para que sus cuadernos le salgan más transparentes y cómodos (por si acaso alguien se asomara)
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